dijous, 24 de juny del 2010

De Brazzaville a Kinshasa... 24 de junio? .. ¿san juan?? como pasa el tiempo!!!!!



..viajar es buscar tu indentidad por contraste.

Esto es mas dificil de escribir.


Uno intenta redactar las experiencias que le suceden, aun y no habiendo tenido jamás la facilidad de escribir. Se podria incluso preguntar a mis antiguos profesores de escuela, donde no hubo ni uno que no me llamara la atención por la brevedad de mis respuestas en los exámenes. En este momento el escribir un detallado resumen de los acontecimientos sucedidos en las últimas semanas de nuestro viaje es verdaderamente necesario, a poder ser con pelos y señales, con sentimiento y piel de gallina.
La furgoneta empieza a ser un peso muerto. No deja de ser un hierro de más de tres toneladas del que estamos realmente encariñados. Pero sinceramente, a menudo se ha convertido en un dolor de cabeza. No le echamos la culpa ni a ella ni las carreteras africanas, ni tan solo al tute que le llevamos dando desde los últimos 9 meses, sin contar los que se habrá llevado en los casi 17 años que lleva en la carretera. Sino a los mecánicos africanos. Pero como que ya es tarde para culpabilizar a nadie, la lección está más o menos aprendida, y el mérito de este viaje se basa no en la travesía del continente, sino con diferencia, en la sobrecarga de paciencia y en los conocimientos en los que hemos, estamos y debemos seguir empapándonos hasta la saciedad.

Brazzaville ha sido un hogar cómodo, relajado, incluida una pequeña familia que nos ha hecho sentir como en casa. Hemos gozado de los Couch’s Maxime y Cristoph, que a parte de las hospitalidad ofrecida estas dos semanas, han sido la caña y nos han ayudado muchísimo en lo que han podido.

Los problemas de nuestra furgo se han solucionado con nuevas adaptaciones a falta de piezas iguales. No creemos que sea necesario especificar que piezas,pero bueno, pa los entendidos, la cosa iba de transmisión, satélites y alternador. Casi nada.


Para nuestra suerte, y después de haber movido a la mitad de la comunidad blanca de la ciudad en busca de piezas (embajadas inclusive), acabamos recurriendo a la comunidad negra, que significa meterse en su terreno y buscar soluciones africanas.

El segundo día tenemos a un equipo de bomberos con el jefe de taller metidos debajo de la furgo, pero después de ver alguna actitud prepotente bastante desagradable, y la de dinero que nos quieren sacar decidimos buscar a otra persona. Por suerte topamos con Willy, en el barrio de Bacongo, que alucinantemente demuestra ser un mecánico coherente, y decentemente cumplidor con los horarios convenidos. ¡Y es congolés! ¡Increíble! Así que poco a poco vamos cogiendo la confianza en la posibilidad de arreglar la furgo, cosa hasta ahora parecía difícil. Mientras van apareciendo las piezas, las adaptaciones y la buena mano de obra, nosotros vamos haciendo de las nuestras, siguiendo a la gran comunidad francesa que viven en Brazza, que nos acogen y nos invitan a participar en muchas de las pocas actividades que acontecen aquí. (karaoke, golf, ver partidos del mundial, beber y beber, ....sin comentarios!)

Tras dos semanas parece que la furgo está en un estado más decente que en el que llegó a la capital. Aunque no las tenemos todas, y no quisiéramos tener problemas al otro lado del rio, viendo que los ruidazos que hacia se resumen tan solo en algún clong clong y alguna nueva vibración, creemos que es el momento de partir, cagaitos del miedo, pero es el momento de continuar,.. como diría alguno que yo se.. ‘ show must go on’.


Es la hora de tomar el temido barco que nos llevara al otro lado del rio, a la República Democrática del Congo, Zaire, Congo Kinshasa, Congo belga o como se le quiera llamar. Hemos escuchado que es una travesía complicada. Sofia se pone manos a la obra con el tema del puerto, y la cosa que parecía iba a ser terrible, queda tan solo en los tramites habituales, y que nos piden en el último momento un sello, que no era necesario, por supuesto, y nos hacen perder el primer ferry. Que se le va a hacer. Tememos que no lo hayan hecho a propósito con algún trasfondo que desconocemos, ya no podemos dejar de malpensar. Finalmente parece ser solamente una ‘tocada de huevos’ a los blanquitos. De hecho todo ese rato de espera, unas dos horas, son el tiempo perfecto para ver el funcionamiento interno del puerto, la locura en que se convierte la carga y descarga, minusválidos, las palizas y requisas de los militares. Todo un espectáculo.

Con el siguiente barco, sobre las tres de la tarde, embarcamos. En distancia deben de ser unos dos kilómetros que se recorren aproximadamente en unos 40 minutos. Las dos capitales del mundo más cercanas. Estamos en uno de los momentos que más miedo nos daban de todo el viaje y definitivamente estábamos equivocados.

Al llegar al puerto viene un policía super amable a pedirnos los documentos del vehículo, y nos hace acompañarlo a un despacho mientras el Barto se encarga de sacar la furgo. Todo va al dedillo, estamos en Kinshasa, y es lo inimaginable. El secretario de aduanas que nos toma los datos es agradable y con una conversación interesante. Pero en el momento que está rellenando el segundo formulario ve que mi visado y el de Sofia contienen el mismo número. ¡En vez de ser números correlativos, coinciden! Se lo comenta a su jefe. El típico elegante, altivo y antipático, que nos dice que con tal error se anulan los dos visados, se dan como falsos…. ¡¡¡¡ Que? ‘pero si el error es de el embajador congolés que nos los hizo, ¡es absurdo!’

Solo nos dá tres posibilidades (legales): volver mañana por la mañana con el primer barco hacia Brazza, segundo, volver en el barco que va a salir en breve, si es que lo hay , de vuelta de donde venimos, o tercero, hacer dos visados de aduanas con una validez de 7 días de 60 dolares cada uno (ahí te pillé Andrés!). ¡Mierda! Como nos tiene pillados el muy cabrón! Intentamos entrar en negociación, con la ventaja , o así creemos nosotros, de que falta menos de media hora para que cierren la oficina, y el puerto, y por lo tanto que va a tener que acabar cediendo. Pero el tío no cede, ni tan solo cuando a la desesperada le decimos que al menos si tiene que anular que lo haga solo en uno, pero no en los dos. El buen hombre no entra en razón, y a parte de los 60 dólares, la cosa es que serian tan solo visados de 7 días y la extensión se va a los 120 USD cada uno,.. lo mismo, una autentica locura de dinero por la cara.

Hay que empezar a sacar cartas de debajo de la manga, y lo de un soborno directo se intuye pero no se ve muy claro, y es que si la cagamos más, aquí se puede liar bien gorda. Recurrimos a un teléfono que nos dieron en Brazza de alguien que trabajaba en la Embajada española de Kinshasa. (Bendito el día en que ese numero no fue a parar a la papelera y aun estaba localizado). Ni tan solo el nombre de la persona era el correcto, pero efectivamente era trabajador de la embajada. Medio confuso por la llamada de alguien que desconoce y que tiene su número privado de móvil, responde que va a ver si puede hacer algo. Ante tal respuesta, algo desesperados y con ganas de salir de este nuevo PERKAL que se está complicando por momento sin demasiadas soluciones a la vista, decidimos a medio gas hacernos la visa. En ese momento llama David, de la Embajada española, y dice que está viniendo para el puerto, que no nos movamos ni soltemos un duro. Les decimos esto a los allí presentes, que se empiezan a movilizar, un poco nerviosos. El Barto anda por fuera intentando solucionar lo de la furgo para sacarla del puerto. Son más de las seis de la tarde.

No sabemos como, en menos de 5 minutos desde la llamada de David, empiezan a cerrar todas las puertas,  despachos y nos sacan para fuera. Un coche está esperándonos en la puerta de la oficina, un coche no oficial. Nos obligan a meternos dentro, a la fuerza, como detenidos, a Sofía y a mi. ¡Mierda, que está pasando aquí!

‘..Donde nos llevan si estamos esperando a nuestro embajador? Si nos ha dicho que ya llegaba! ¿Dónde está Barto?
      ‘Tranquilos, si nosotros os llevamos a vuestra embajada ahora mismo!.. vuestro amigo ahora viene detrás en otro coche’
‘no, no .. un momento, paren el coche, no nos movemos de aquí hasta que no vengan de la embajada’
      ‘de aquí no se baja nadie,…’
‘mierda aquí está pasando algo que no nos gusta, que está pasando??????

Así que arranca el coche, con tres tipos, Sofía y yo. Nos están sacando del puerto, no vemos al Barto por ninguna parte, el de la embajada que no viene,.. la cosa se está empezando a poner fea de verdad. Con le miedo en el cuerpo y desconfianza absoluta, Sofía abre la puerta del coche en marcha, y como que paran, aprovechamos para bajarnos y pedir ayuda. Donde nos llevan??? Al escuchar los gritos y tal escándalo empieza a llegar la policía y los militares que guardan el recinto portuario a ver que pasa. Intentamos explicar, y ellos mismos tienen pinta de no entender a donde nos llevan ni el por qué. Eso nos hace coger más desconfianza de la situación. Vemos que incluso entre ellos se discuten para que nos dejen ir, pero después de no entender nada, dejan que se nos lleven. Entre todo ese escándalo e intentando ganar tiempo para que lleguen los de la embajada, o aparezca el Barto, nada sucede.
De repente, y ya en la noche, circulamos por las calles de Kinshasa, sin saber a donde nos llevan. Los dos tipos de la aduana que están en el coche con nosotros se sientan uno a cada lado para que no se nos ocurra volver a abrir la puerta del coche y nos quitan el teléfono al intentar llamar de nuevo a David. ‘Donde nos llevan?’ ‘os llevamos a vuestra embajada’ ‘¿A las 7 de la tarde me llevas a mi embajada??? Que está pasando! coñooo!!!?
No pasa mucho tiempo, quizás menos de diez minutos, y salimos de la calle principal para meternos en una más estrecha. Da dos toques de claxon y se abre un portón de hierro. El chofer dice que ya hemos llegado a la embajada. La puerta la abre un hombre de uniforme azul. Se puede leer escrito a la altura del pecho POLICE. Hemos llegado, es el centro de detención de migración!!!!!!!!!!!
Nos hacen bajar. Es un edificio de planta baja con un pequeño patio de tierra, y una gran olla cocinándose al fuego en medio. Los policías nos miran con la misma sorpresa que les miramos nosotros a ellos. ¡¡¡Estamos detenidos por uso de documentación falsa!!!!!
Nos vamos relajando al ver que todos los malos pensamientos que habían pasado por la cabeza acaban ahí, en una pequeña comisaria. Los dos cabrones de aduanas se van tan tranquilos y nos dejan allí sin explicación alguna en manos de los policías. Sin saber como ni por qué estamos detenidos, indocumentados, y separados del Barto.
Nos sientan en unas sillas en el patio, al lado de una chica china. Detrás de una espacie de habitación con barrotes aparecen manos y caras de chicos chinos y pakistaníes. Es un lugar surrealista. Es increíble lo rápido que ha sucedido todo. Nos toman los datos y nos hacen sacar todo de los bolsillos. Están bastante contentos de haber sacado de uno de mis bolsillos un billete de 50euros. La calderilla y la moneda congolesa parece que no les interesa mucho. Sofía tiene un billete de 100 que ha tenido suerte de llevar bien escondido y que ninguno de los presente se le ocurriera registrar. A mi me meten en la celda, y a Sofía le toca quedarse fuera, parece ser que solo tienen una celda y es solo para hombres.

En esos momentos no para de sonar el móvil. Uno es Mikaelo, el couch surfer belga que habíamos contactado para quedarnos en su casa y al que nos había dado tiempo a enviarle un msn para explicarle un poco por encima que estaba sucediendo mientras aun estábamos en el puerto y el otro es David de la embajada. Finalmente Sofía convence al poli para que le deje coger el teléfono, (siempre éste pidiéndole 100 dólares que nunca recibió) y así al menos explicar más o menos en que comisaria nos habían metido y la película que estábamos viviendo en nuestro magnifico recibimiento en Kinshasa.

Preso en Kinshasa. No nos van a pasar cosas en este viaje, ¡mi madre!

Los otros chicos de la celda me explican que todos tienen un problema, en resumen es el mismo para todos, CONGO: NO MONEY=PROBLEM . Uno de los pakistaníes me dice que lleva diez días metido en el calabozo, pero que no entendía el por qué, si tiene una visa para tres meses. Pobre gente. La ley aquí tiene los pies en la cabeza y el color del dinero.

En una hora más o menos se presenta el director de la comisaria diciéndole a los polis que nos dejen salir y que nos devuelvan todo lo que nos han requisado. Parece ser que al fin ha llegado alguien a salvarnos. A regañadientes nos devuelven el dinero, aunque no se cortan en pedirnos que les demos una propina por su colaboración! (y una mierda!)

En la puerta tenemos a dos representantes de la embajada española, David y Salva y al Barto. La primera pregunta es si nos han pegado, no me quiero imaginar lo que hubiera podido pasar. Un reencuentro lleno de explicaciones. Así nos llevan hasta la casa de Mikaelo, y quedamos para mañana y ver como lo hacemos para conseguir de nuevo nuestros pasaportes, intentar sacar la visa sin pagar un duro y mover la furgo fuera del puerto.

Resulta que al Barto lo habían metido en otro coche con tres tipos, sin tener claro donde lo iban a dejar, si en un hotel, si en casa de Mikaelo o si en la recepción de comisaria. Entre ello el no tenia ni idea que nos habían metido en el calabozo, y parece ser que nadie tenía intención de explicárselo.

Una cervecita para el relax y una vez en casa de Mikaelo es hora de pararse a pensar en todo lo que ha pasado en las últimas horas,.. vaya kakao!

En la mañana David se encarga de mover hilos, visitas a D.G.Migración y de hacer unas cuantas llamadas para conseguir recuperar nuestros pasaportes y sobretodo que nos aceptaran la visa por ser todo un error de su embajador. Nos imaginamos que nada fácil para él, pero que acaba con un éxito rotundo, pues en la tarde ya tenemos en nuestras manos la documentación, visas y la furgo aparcadita en la casa.


A partir de aquí nos toca conocer un poco el mundo Kinshasa, que no parece ser nada fácil.


La gente de la Embajada nos ha tratado de lujo, por decirlo de alguna manera, mejor imposible. De buenas a primeras nos ponen al día de la situación del país en este momento concreto, caracterizada sobretodo por faltar días contados para el 30 de junio, día del 50 aniversario de la independencia del país. Lo que representa muchísima más presencia militar de lo normal, una tensión en aumento hacia la fecha indicada, y por lo que nos hacen entender algo así como,.. “y lo que pueda suceder después”. Queda la cosa en el aire, imaginándonos que entre que el país lleva tan solo tres años sin guerra relativa, y que aun hay grupos de rebeldes bastante activos en diferentes puntos del país, la situación no es la más tranquila del mundo. Con tal información entendemos que lo más coherente es coger la visa de Angola lo más rápido posible, carretera y manta. Digamos que la idea no es mala, pero el problema aquí es la dificultad que llevamos arrastrando desde hace meses para conseguir la dichosa visa.

Vamos a informarnos de que es lo que necesitamos a la embajada angolesa, y son unos cuantos papeles, fotocopias y una carta de nuestra embajada. A parte de la carta, David nos hace algún papelito y alguna llamada extra para ayudar a conseguir acelerar el tramite. Sus esfuerzos no han tenido mucho resultado a simple vista, pero bueno, no hay mal que por bien no venga, y nos toca pasar el fin de semana en Kinshasa. Cosas de la vida que este fin de semana es el (mini) festival de Jazz y encontramos el relax detrás de algún buen concierto, unas buenas cervezas y una pequeña comunidad española superagradable que se encuentra en el Congo.


Claro que todo es gracias a Mikaelo que es un excelente guía, y nos esta llevado a conocer todo lo que se puede abarcar no demasiado lejos de Kinshasa, aunque cualquier punto no lejano, con el tránsito congolés, se convierte en horas y locura de coche.


Lindos lugares a orillas del rio Congo, y la Reserva Lola Ya Bonobo, de primates que dicen ser lo mas cercanos genéticamente a nosotros (99/). A unos mas que a otro, por supuesto.


La verdad que teníamos mucho miedo de kinshasa, lo cual es muy normal por nuestro recibimiento y por la de cantidad de historias que nos explican continuamente de anécdotas de uno, de otro, o del amigo del tal. En general la comunidad de blancos de esta ciudad viven encerrados o en sus casas o en sus pequeños círculos. Desde luego la adaptación a este medio no parece para nada fácil y a veces incluso no posible. Son dos mundos lejanos dentro de la misma ciudad.


Este país esta invadido literalmente por las Naciones Unidas, con unos 20.000soldados, y otros 10.000 en la administración. Uno se pregunta si es necesario, si traen la paz o cual es su misión en países tan ricos como Congo. No dejamos de tener nuestras dudas, pero ahora mismo no es nuestro trabajo salvar al mundo sino salir cuanto antes de aquí. Adri, ya nos lo explicaras!


Y así están las cosas. Hace ya más de una semana que estamos en Kinshasa, pasando cada dia por la embajada de Angola donde las cosas parecen que no avanzan, o al menos muy pero que muy despacio. Ya nos vemos celebranado el dia de la independencia en el mismisimo Congo. Hoy hemos vuelto a ir para averiguar la fecha en la que podrian estar hechas las visas, pero la cosa no está nada clara. De momento seguimos en la casa de Mikaelo, al que le estaremos eternamente agradecidos por su hospitalidad, y frecuentando nuestra familiar embajada española, que es el lugar donde relajarse un ratito, tener buenas charlas y comer los bocatas de chorizo que se hacen en el super de enfrente, vaya descubrimiento!!
Os mantendremos informados cuando podamos abrir las alas y seguir nuestro vuelo!

Y hasta aquí las aventuras de los fragonafricanus, estancadisimos pero siempre con mil cosas que explicar. Os queremos muchisimo familia, más de lo que os podeis imaginar! Os mandamos besos, abrazos y amor incondicional a todos, pero esta vez sobretodo al Pep!!! felicitats Marta i Adri!!!!!

Gracias por estar tan cerca de nosotros.



dimecres, 2 de juny del 2010

De las montañas de Camerún a las pistas del Congo. Mayo 2010




Hola a todos. Aquí seguimos con mil historias que nos han pasado en nuestro camino por tierras africanas. Cada vez un poco mas al sur, con algunos inconvenientes mecánicos en la fragon, las pistas empezaron a empeorar, los paisajes cambian,.. el África Central es un nuevo viaje.

Después del monte Camerún nos fuimos al norte del país, hacia unan zona montañosa y verde, Bamenda y sus alrededores, donde hemos empezado a tener verdaderos problemas con los frenos. Eso quiere decir que nos hemos quedado sin frenos un par de veces. Hemos intentado arreglarlos, pero parece que la incompetencia mecánica nos sigue, y por más que nos han cambiado pastillas y desmontado la bomba de freno, no hay quien nos los arregle, lo cual a veces llega a ser desesperante, muy desesperante. Menos mal que el cumpleaños del Barto ha sido la excusa perfecta para relajarnos y tomarnos unas cervecitas ricas,… una pequeña celebración muy especial.

Así que con dicho problemilla, no hemos podido profundizar demasiado estas tierras, ya que después de una bajada venia otra más empinada, y más humo saliendo de las ruedas. Hemos decidido que lo mejor seria volver a un terreno algo más plano, por lo que tomamos la carretera de Yaundé, donde también hay que recoger el nuevo pasaporte y el Carne de passage de la fragon.

Los cameruneses son amables, y grandes bebedores de cerveza. Difícil es encontrar un lugar donde tomar un café mañanero,.. el desayuno nacional nada tiene que ver con la cafeína y a primera hora de la mañana todos ya están sentaditos reunidos y disfrutando de sus grandes cervezas mañaneras. La policía nos ha dejado bastante tranquilos, y en cada control han sido amables, y aun y los puestos de carretera habituales, al ver que éramos blancos nos dejaban pasar sin pedir documentación. Hemos averiguado que la policía aquí es igual que corrupta pero que a los turistas nos dejan bastante en paz.
Los comentarios comunes son de que nunca nos perdonaran a los catalanes por haber dejado ir a Eto’o del Barça, aunque seguramente ahora todos estarán muy contentos por lo de la UEFA,.. Aquí el futbol es una verdadera droga. ( la mitad de la población barcelonista y la otra del Inter ).
Aquí nos alojamos en un pequeño “camping” de la Iglesia Presbiteriana, que por varios motivos será nuestra casa por dos semanas. El pasaporte que debería llegar el día lunes con la valija diplomática de la embajada española, no llegó a Camerún por el problema de los vuelos en Europa por lo de la erupción del volcán islandés, y deberemos esperar al lunes siguiente. El carne de passage lo recogemos sin problema. (Aleluya!!!, vaya descanso!)

En el camping encontramos un grupo de moteros que se dirigen también al sur. Un alemán, dos nova zelandeses y un australiano. Peter, el viejo solitario de Tasmania, está dando la vuelta la mundo en su moto, aunque está algo jodido porque cargo su BMW en un camión para superar unos tramos chungos, y el camión acabo volcando cargándose parte de la moto, y que casi mata al pobre, abriéndole una brecha seria en la frente.
Los chicos nos explican que han encontrado unos franceses que venían del Congo. Les habían detallado el estado de las carreteras, y explican que hay un tramo de unos 200 kilómetros terribles, entre Franceville y Oyo, llenos de arena, muy duros. Con tal información nos han dejado temblando. Ya sabíamos que se venían pistas chungas, pero siempre esperas escuchar algo como “..en realidad no es tan dura”, “que normalmente se exagera..”, “..con la furgo si que pasareis” o algo así como “ ..tranquilos, los chinos ya han hecho una autopista de diez carriles en aquel tramo”!!
En vista de la información recibida actualizada, decidimos por todos los medios propios posibles subirle la suspensión a la furgo, soldándole una extensión a los amortiguadores (made in Barto). Después de ver lo mal que trabajan los mecánicos en estas tierras, decidimos hacerlo nosotros mismos. Al desmontar el primer amortiguador, vemos la chapuza que nos habían hecho en Ougadougou cuando hicimos el primer intento de subir unos centimetros la furgo. ¡Estamos pensando enviarles una carta bomba!!¿Alguna sugerencia?



Así que manos a la obra. Con el ingenio y las manitas del Barto, la súper ayuda de Peter, Jordi haciendo lo que puede y Sofía haciéndonos la comida y yendo a buscar tornillos por la ciudad. No ha sido demasiado fácil, sobretodo volver a poner el primer amortiguador.

 El segundo ya hemos ido más al grano, pero la furgo, aun y haber quedado mucho más alta, parece difícil de hacerle una buena alineación. Ya no sabemos si lo hemos hecho para bien o para mal, pero “qui no arrisca no pisca”. Ahora toca probarla.
También hemos cambiado el tamaño de las llantas traseras, comprado ruedas para el terreno, y definitivamente decidimos quitarnos peso, dejando solo la mitad de la baca, quitando los arcones, vendiendo la nevera, bicicleta, toldo,… todo… ya que se vienen nuevas aventuras, y mejor que nos pille ligeros. Ay mama! ¡Ya tenemos la fragotunning…!

En uno de los viajes de Sofía por la ciudad a buscar tornillos, se ha encontrado con la poli de migración haciendo control de pasaportes, y como no tenia la documentación encima se la han llevado a comisaria, dándole primero un tour por la ciudad, mientras la poli seguía haciendo su trabajo e iba deteniendo a todo ilegal que había por las calles, que aquí en Camerún no son pocos. Es increíble la inmigración ilegal que hay dentro de la misma África. Bueno, la cosa no acaba más que en un pequeño susto y presentando su pasaporte en la oficina de migración para que la dejaran salir.
Bueno, lunes, pasaporte nuevo en mano, y vamos a la embajada de Gabón a tramitar los caros visados. Tres días después todo está listo para emprender el viaje. Furgo alta, nuevas ruedas, mucho menos peso, visados en pasaporte, dinero… ¿dinero? Donde está el dinero de Jordi?? Busca y rebusca, furgoneta patas arriba, y no aparece. Ha habido una misteriosa desaparición de la riñonera, con dinero, tarjetas… y el viejo pasaporte con la visa camerunesa. ¡Vaya mierda! ¿Y ahora que? Cancelar tarjetas, denuncia a la policía, ir a migración. Suerte que en la riño no estaba el nuevo pasaporte ni las tarjetas de vacunación, sino hubiera sido ya para morirse.
Medio traumados por la desaparición mágica, vamos para la frontera Gabonesa esperando que no nos pidan el viejo pasaporte con la visa de entrada de Camerún. Afortunadamente no lo piden y ya estamos dentro de Gabón… y parece que la furgo va bien.
Gabón es verde, todo una selva impresionante. En la carretera a penas se encuentran pueblitos de cuatro casas y camiones locos arriba y abajo, conducidos por malasios, chinos y gaboneses, que a un ritmo frenético van deforestando este pulmón verde del mundo.
 Después del primer susto al haber buscado una pista para dormir y quedarnos encallados en el barro después de llover durante la noche, paramos en uno de esos minipueblos a tomar un café. Cuando de repente se escucha como un estallido, cataplannn! Igual a un tiro, pero lo único que se ve es nuestra furgo aparcada enfrente nuestro,.. mierda!! Se ha roto un muelle de la suspensión!!! Por queeeeeeee???? Con todo el curro que supone, desmontamos de nuevo suspensión, y después de plantearse que hacer, Sofía y Barto se van al pueblo más cercano, a unos 80 km a intentar moldear y adaptar el muelle roto.

 Se hace, vuelven y al día siguiente ya está de nuevo todo montado y en marcha, a ver si resiste el invento!


Después de atravesar paisajes increíbles, llegamos a Libreville, donde nos espera Yvette, contacto de Couch surfing de Sofía, que vive en una supercasa a primera línea de mar con su hermano .

Todo un lujazo.
En esta ciudad llena de blancos, militares franceses, coches lujosos, casino, y macrosupermercados hacemos los visado para el Congo y para la República democrática del Congo ( antiguo Zaire, y conocido como Congo Kinshasa ). Hemos intentado hacer la difícil visa para Angola, pero nos la han rechazado. Habrá que seguir probando más al sur.
También buscamos muelles para la suspensión. En estas latitudes ya no es fácil encontrar este tipo de furgo, por suerte los encontramos en un desguace militar. Aquí volvemos a desmontar suspensión, pruebas, dudas,.. auténticos profesionales!! Aunque al final dejamos los muelles recién comprados de repuesto y hacemos solo alguna pequeña modificación.
Han sido unos días buenos en Libreville, bien acogidos, bañitos en el mar y comer bien. Hasta hemos tenido que dar una pequeña conferencia para un grupo de jóvenes en un proyecto de liderazgo, explicándoles nuestra experiencia, pero sobretodo para motivarles a viajar. Raro, todo muy raro, o no?

Gabón tiene presidente nuevo desde hace unos 6 meses, aunque ya os podéis imaginar, es el hijo del que se murió. Es una democracia subjetiva, aunque la gente no puede hacer nada al respeto y se conforman diciendo que el hijo, Ali, es mucho más permisivo que su difunto padre y está haciendo cosas buenas para el país. Dicho país, riquísimo en madereras, petróleo, diamantes, … tiene apenas una carrera asfaltada des del norte hasta la capital, y el resto del país está conectado por pistas. Esto último parece que va a cambiar con la gigantesca intromisión económica de los chinos en África.
Salimos con la intriga de si pasaremos o no la siguiente prueba, por llamarlo de alguna manera. Primero una pista de unos 400 kilómetros de la que hemos leído alguna cosa, pero de la que no tenemos información demasiado reciente. Según todo lo que hemos averiguado, contando que la información en África nunca es de confianza, es la mejor ruta para llegar al Congo, porque la que va directa al sur, parece ser que no está del “todo mal”, pero justo llega a zona rebelde.
La sorpresa es que la pista está arreglada en la mayoría de los tramos, y es que los chinos se están poniendo las pilas en cuanto a retomar decenas de proyectos viales. El tema de las condiciones laborales y calidad del producto final creo que lo dejamos para futuros debates.



El paisaje es precioso, muy diferente del que habíamos imaginado, pero desde luego alucinante. En tres días llegamos a Franceville, con unos tramos finales de asfalto, nuevito nuevito.



Aquí es donde se acaba lo bueno, y tras llegar al último pueblo gabonés y tener dudas de cual es el mejor camino a seguir, nos explican que se viene una pista terrible, de arena, destrozada por camiones que varias veces a la semana la cruzan para ir a buscar material, para la construcción de la futura carretera que se esta construyendo en el lado congolés. La opción es tomar una pista más al norte, también de arena, pero con menos roderas, aunque también menos transitada, cosa que no sabemos si es de nuestro interés por si tuviéramos algún problema con la furgo. Finalmente decidimos ir por la más transitada, justo donde se acaba el asfalto y empieza el arenal.

A uno se le ponen los webss de corbata, sobretodo si nos han dicho que no pasaríamos de ninguna de las maneras, que incluso los 4x4 quedan atrapados en la arena y hay que acudir a rescatarlos, que ni en un mes seriamos capaces de atravesarla,.. casi 300 kilometros…
Carrerilla, acelerón, y el Barto al volante de la fragon conduciendo a lo rally, pero con la J5!! Vamos palláaaá!!!!

No pasan ni dos kilómetros que ya estamos atascados y paleando, con las planchas de arena, y buscando un árbol para fijar el tráctel que por suerte heredamos del Niño (igual que una pala, y las plachas!! Y menos mal). Madre mía lo que se nos viene!! Más de dos horas y conseguimos sacar la furgoneta.

Unos seis kilómetros después ya volvemos a estar atrapados, esta vez parece peor, aunque por suerte en la noche pasa un camión que nos saca, parte el cable dos veces de los tirones que nos mete y nos arranca medio parachoques, y aun de milagros que no nos arranca el eje de la rueda. Empezamos a ver donde nos hemos metido. ¡PERKAL!!!

Llegamos a un pueblecito en medio de la nada, bajo la atenta mirada de niños y pobladores, donde se ofrecen dos chicos a acompañarnos un tramo, al menos hasta el siguiente pueblo. Al parecer por los rasgos y sobretodo el tamaño, son pigmeos. Nos dirigimos hacia el pueblo donde está la pequeña oficina aduanera de migración congolesa, unos 15 kilómetros más adelante, por el camino menos arenoso. Pero efectivamente volvemos a quedarnos atrapados en el arenal. Nos encontramos en medio de la pista bien encallados, cuando aparecen una caravana de camiones acompañados de una retro y una aniveladora, que en este caso nos sacan, no sabemos si por ayudar, o más bien para sacarse del medio a estos turistas inconscientes que interfieren el tráfico pesado. A los cinco minutos ya estamos otra vez encallados, aunque esta vez hasta se nos ha salido el neumático de la llanta, y por los pelos no nos cargamos la transmision. Vaya tortura. Con la ayuda de pigmeos, policías de migración y medio pueblo sacamos la furgo.

 Las noticas aquí son que la pista más adelante se pone peor,.. ¿como que peor? ay mama! Desde luego, no habían exagerado con la información, más bien se habían quedado cortos, hay reconocerlo.

Así que después de sellar los pasaportes en una pequeña cabaña aduanera hecha íntegramente con hojas de palmera, y comprar 5 cebollas, que es lo único que hemos encontrado en el pueblito, continuamos.

Nada mas salir encontramos ya una subida arenosa imposible para la furgo. Una de esas subidas con un camión a medio camino reventado, manchas de aceite por todas partes, trazas profundas,… ¡si solo faltan las arenas movedizas! Decidimos pararnos a pasar la noche y a esperar que algún alma caritativa nos tire hasta donde se ponga un poco mejor.
No ha salido el sol cuando aparece una retro gigante que viene a tirarnos, por orden del jefe de la caravana de camiones que ya nos había ayudado el día anterior y que ya están de regreso hacia Okoyo. “¿Perdone?””Que sí, que tengo ordenes de ayudarles hasta Okoyo (a unos 45km) donde la pista mejora”.
Es aun de noche y ya estamos subiendo sin creernos lo que nos está pasando.


Nos acompaña un tramo y a partir de aquí formamos parte de una alucinante caravana de dos camiones enormes, una volqueta, una retro, una aniveladora, los choferes africanos, y un par de chinos encargados de la supervisión.

Es increíble ver como incluso los camiones se atascan y tienen que ser tirados por una y otra maquina en medio de este caos de pistas, como patinan. Es alucinante que nos estén ayudando. Todo es muy surrealista. Nos damos cuenta de la suerte que estamos teniendo a medida que vamos haciendo kilómetros, “.. por aquí no hubiéramos pasado, por aquí tampoco…” ¡ni en un mes hubiéramos salido por nuestros propios medios de este lio!

Finalmente, después de haber sido remolcados unas cuantas veces y otros hacerlos conduciendo al más puro estilo rally, llegamos a Okoyo, donde les damos una buena propina a los choferes de las máquinas. Si no hubiera sido por ellos donde estaríamos.
A partir de aquí los chinos están trabajando para arreglar la pista, donde incluso hay tramos con asfalto, aunque eso no impide que nos volvamos a quedar atascados en la arena de nuevo, que quiere decir vuelve a las palas y planchas. Con tanto quedarse encallados, la furgo empieza a dar síntomas de estar cansada, pero sobretodo de que el embrague empieza a patinar, se ha gastado demasiado. Aun así no toca otra que continuar como podamos hasta un pueblo donde podamos llevarla a taller. Calculamos que a unos 100 km. En una de esas, medio eufóricos por haber cruzado tal pista, compramos unas piñas en un pueblecito, y paramos más adelante a comerlas. ¡El motor no vuelve a arrancar!
Nada por aquí, nada por allá, y sin saber que mirar ni probar en el motor, aparece un 4x4 con un blanco, Michel. Dice trabajar en Okoyo, donde tiene su propio mecánico, y que si queremos nos arrastra, pero 45 kilómetros hacia atrás. Estamos con la duda, pero sin demasiadas opciones más, estando en medio de la nada, y según él, a treinta kilómetros de un pueblo en el que no encontraremos ningún mecánico. Aceptamos su ofrecimiento y su hospitalidad. Michel resulta ser un francés, con un largo historial en África. Está a cargo de la supervisión de la construcción de la carretera. De repente estamos tomando un excelente vino francés, duchándonos con agua caliente, durmiendo en una cama enorme… ¿como sucederán estas cosas?



El mecánico nos dice que tenemos un problema de batería, y le ponemos una nueva adaptada, (aunque hay que ver si en realidad no hay un problema de alternador), pero nos dice que no nos puede reparar el dichoso embrague. De verdad que lo vemos mal para llegar a la zona asfaltada, aun a 120 kilómetros, pero Michel dice que nos puede acompañar un coche de la empresa por si tuviera que remolcarnos en algún tramo.
Queremos encontrar otra solución y acabamos yendo a hablar personalmente al taller contiguo que hay de los camiones chinos, y después de hablar con el jefe messier Ning como hemos podido, acepta que sus mecánicos nos desmonten el embrague. Nunca hubiéramos pensado que fuera tanto trabajo y casi lloramos al ver todo lo que desmontan de la furgo para llegar al disco de embrague. El problema es que no hay disco adaptable ni material para remacharle. Hay que tener pazciéncia, y enviamos a uno de los trabajadores de Michel a Brazzaville a que lo adapte.

Entre todo este lio mecánico, que parece que es de lo que va un poco el viaje últimamente, disfrutamos de una hospitalidad alucinante, buenos ratos, muy buena comida que nos prepara cada día Roger,.. es como un descanso físico, y recuperación de energías, aunque en realidad todos esperamos ansiosos el momento de tenerlo todo solucionado para poder continuar . No nos podemos quejar, la verdad. Nos montan el embrague en un par de dias, y es el momento de continuar. Es el momento de despedirnos de Okoyo, y de la gran familia que hemos hecho estos dias.
La pista continua por arena,

pero a partir de aqui esta practicamente toda pisada, por lo que llegamos al asfalto, no sin decir que con nuevos problemas y es que esto parece ser el nunca acabar. Que carajo habran tocado estos malditos mecanicos?
Llegamos a Brazzaville. y toca de nuevo mover hilos, embajadas, mecanicos, gente o referencias de gente para ponerse a buscar las piezas que necesitamos y las que se dejaron por poner los mecanicos de Okoyo. Quien no ha oido decir que lo primero que necesita uno para venir al Africa es paciencia. ¿Pero tanta es posible?

Asi que aqui estamos, artandonos de paciencia en medio del Congo, buscando soluciones e intentando confiar en lo inconfiable, despues de la cantidad de las malas experiencias y las pocas alternativas visibles. ¿será el final de la J5? ¿encontraran nuestros amigos un mecanico que sepa lo que se hace? ¿habran piezas de recambio? ¿podran estos tres blanquitos llegar a tener la paciencia que necesitan???
no se pierdan el siguiente capitulo de .... fra gon africaaaa!

y hasta aqui el ultimo fragon. Mandamos amor, besos y abrazos incondionalmente,... petons a la Clareta, mucha buena vibra a la Marta y la Roser y a sus respestivas barrigotas. Os echamos de menos a todos, es inevitablemente inevitable...!!!! Jose, gràcies!!

"en mi mundo .. en mi camino"