dimarts, 26 de juny del 2012

Oriente miedo, Jordania, Israel y Palestina. finales de junio del 2012


Ha pasado bastante tiempo desde el último post de Fragonafrica. Imagino que porque la intención del blog siempre ha sido poder relatar nuevas aventuras con la furgo, y no tanto describir sobre los países en sí, y por más que he intentado ponerme delante del teclado y escribir sobre lo que nos rodeaba, no encontraba aventuras que inspiraran la narración. El África y la furgo nos han malacostumbrado a tener siempre algo brillante que contar, algo que compartir y por eso cualquier pequeña cosa que suceda hoy en día parece más un hecho de cotidianidad. Y no es que no nos pasen cosas, porque no sería justo llegar a esa conclusión, simplemente estoy tan acostumbrado a los entornos cambiantes y a estar en la ruta, que muchas cosas que al principio hubieran sido dignas de mención, ahora no dejan de ser, por así decirlo, el pan de cada día. O será quizás que el África y sus aventuras ya quedaron atrás, y ahora tan solo queda por recorrer el melancólico camino a casa.

De todas maneras, no le quitemos hierro al asunto que  aun hay mucho que contar, porque esto es todo lo que ha pasado desde el último post que escribí desde Egipto.

Habíamos decidido cruzar por el mar Rojo en ferry hacia Jordania. Queríamos evitar cruzar Israel por la frontera de Eilat y así desembarcar en el puerto jordano de Aqaba, nuestro primer país no africano de la aventura furgonetera, metiéndonos en Oriente Medio depués de casi tres años rodando por todo tipo de suelos africanos. 

 Si uno decide llegar a la frontera de Egipto sentado en su propio vehículo, tanto si sale como si entra y pretende enfrentarse a la burocracia sin un intermediario local, se expone a tener una experiencia casi traumante. Alguien que no haya pasado por tal vivencia nunca llegará a comprender de lo absurdo y la impotencia ante tal proceso. Desesperante. No solo es paciencia lo que uno necesita, sino fuerza física para pelearse en las caóticas ventanillas en las que en más de una ocasión estuvimos a punto de tirar la toalla e ir a pagar a ese intermediario o fixer para que fuera él quien se diera de puñetazos con sus compatriotas. Suerte que volvimos a encontrar a Martin en el puerto, ya que no había podido conseguir la visa para Libia en el Cairo, y nos ayudó con los papeles que ya había hecho él por la mañana.
¿Qué por qué es tan burocrática la salida de este país? No lo sé. Habíamos escuchado de tal reto, y queríamos desmitificarlo. Ahora comprendemos de donde viene la leyenda de cruzar Egipto, y un papeleo que debe remontarse a la época faraónica, porque poco les faltó para dejar el bolígrafo a un lado y escribir jeroglíficos en la pared a punta de cincel. Al cabo de unas cuatro horas de estrés y picos de desesperación, no podía creerme que lo habíamos logrado. Estábamos listos para salir del África política.



Tras una larga espera para que cargaran una enorme cantidad de camiones, ante una demostración malabarística de maniobras para encajar tales mastodontes en la bodega del barco, y que evitan al igual que nosotros tener que cruzar la complicada frontera israelí, tocó el turno de la furgo. En unas cuatro horas estaríamos en Jordania, despues de nuestras casi mil y una noches de un viaje increíble. Esta vez el ferry no dió ningún susto, ni chocó contra ninguna roca , ni hubo asomo de que fuera a hundirse (cosa que le pasó a uno de los ferrys de la misma compañía y haciendo la misma ruta este mismo año). Jordania nos recibió tarde en la noche, pero la oficina de migración y  de aduanas nos recibió con tal pulcritud y educación que perdimos un tanto el norte, sobretodo si la comparamos con la egipcia. Al llegar todos los conductores egipcios entre otras nacionalidades, ya empiezan con su puñetera manía de apelotonarse en la ventanilla a pelearse y a meterse los dedos en los ojos, por lo que se ve, si no es así lo de hacer papeleo debe perder la gracia, porque realmente a su estilo, es deporte de riesgo. Para nuestra suerte llega un militar jordano que a toque de pito y con un par de gritos los tiene todos acuclillados en la sala, dóciles como perritos esperando que les llame por su nombre, lo que nos dió una ventaja considerable. Sin recibir un solo empujón ni un codazo en las costillas hicimos los deberes en menos de una hora. Dormimos la primera noche a orillas del mar rojo y al despertar paseamos por Aqaba a la vera de Mc Donals con wifi, pastelerias, tiendas de souvenirs y turistas paseando a sus anchas por el paseo marítimo a la sombra de la enorme bandera nacional. Lo primero de lo que uno se da cuenta nada más cruzar es que la monarquía jordana no escatima en imagen real ni símbolos nacionalistas.
Nuestra siguiente parada fue Wadi Rum, una de las mecas de la escalada clásica en el mundo. Un pueblecito beduino clavado en medio de un desierto, rodeado de la roca que sube en vertical allí donde el sol quema, con formas creadas tras miles de años de erosión. Un laberinto en tamaño gigantesco. Cuando llega la noche se vuelve un lugar curioso, se podría decir que es como entrar en un western americano, solo que en el medio del desierto y que en vez de montar a caballo, los beduinos van montados en 4x4 a toda leche, chirriando ruedas, quemando neumáticos y consumiendo gasolina en extremo a cuenta de las decenas de turistas que llegan cada día en busca de tours por el desierto ya sea en todoterreno ya sea en camello, y pasar una idílica noche en una haima beduina en algún rincón remoto de ese valle arenoso. Solo les faltaba ir pegando tiros al aire.


No nos proponemos más que hacer algunas excursiones, algún cañón seco y el poquito de escalada deportiva accesible. Después de una semana es hora de seguir, aunque con una nostalgia solo digna de los lugares que te abrazan y no te dejan partir.
  

Cada uno tiene lugares que le gustaría ver en vida y Petra era uno de esos que pacientemente aguardaba nuestra visita. Un bonito lugar, lleno de historia y callos en las manos, necesarios para abrir tal cantidad de huecos en la pared! Un pequeño rincón en el mundo que habla por sí solo. Si madrugas, y entras a las 6 cuando abren el recinto, es como colarse en un sueño. Si no madrugas y entras con los grupos de turistas, el sueño se desvanece y pierde la mitad de su encanto. Pero imaginarse lo que fue esa ciudad en vida te lleva a volar muy alto.



En Karak hicimos piña con un grupo de alemanes del couchsurfing y un francés rezagado, Simón, que vive en Jerusalem. Tras una breve visita al famoso castillo de origen cruzado (conquistado por Saladino) de Karak nos fuimos a casa de William, otro couch local, a orillas del mar muerto, que nos recibió a todos con una enorme hospitalidad y generosidad. Resultado, un par de días experimentando la flotación en el mar muerto (33% de sal!!!), "barrificación curativa" y una excursión a uno de los profundos wadis (cañones) de los alrededores.

De ahí nuestros días por Jordania han sido muy tranquilos, visitando los últimos castillos conquistados por Saladino a los cruzados, jugando al gato y al ratón para encontrar sectores de escalada o lugares donde echarse un paseo en la naturaleza. Un país tranquilo que presume de tener lugares santos como el lugar en el Rio Jordan donde supuestamente Jesús fue bautizado, o el Mt Nebo desde donde se dice Moises vió por primera vez la tierra prometida. Por no hablar de la infinidad de castillos en ruinas que en su momento protegían a los peregrinos cristianos que venían a visitar las tierras santas, empuñando sus afiladas espadas en forma de cruz y en el nombre de Dios. Un país de gente tranquila y tradicional. Un país donde está penado hablar mal de la casa real en cualquier ámbito.
Y ahí estábamos, en el norte del país, con la frontera de Siria pegadita, y sabiendo que Martin había cruzado con la moto sin incidencias en dos días, que nos había escrito desde el norte del país, en Aleppo se estaba muy tranquilo, además de saber que estaba a dos pasos de Turquia. Era una posibilidad para nosotros lo de intentar cruzar Siria, pero había varias razones que nos hacían tomar la decisión de ir hacia Israel, una que el Jose nos dijo que se venía a vernos desde Tarragona, dos, que Amos y Jaye venian de vacaciones a ver a su familia a Israel y teniamos ganas de volver a verles, y tres, que cruzar Siria en la situación actual era un riesgo que no estabamos seguros de querer tomar.

Pues nos fuimos para la famosamente temida frontera de Israel. Solo hay dos fronteras por las que se pueda cruzar en coche de Jordania a Israel, la de Aqaba en la punta sur del pais hacia Eilat, y la de Sheik Hussein, en el norte, a la altura de Irbid, que es la por la que entramos nosotros. En la que está a la altura de Ammam no esta permitido el paso de vehículos privados.
Una vez en la frontera el cambio es enorme. La verdad es que uno no sabe muy bien donde está llegando, si a un país o a la entrada de una carcel de máxima seguridad. Un par de tipos armados con pepinos muy sofisticados, gafas de sol a lo Rambo, y un espacio en el que prácticamente no hay nadie pero donde tienes la sensación que te están vigilando. Alhambre por todas partes. Pasamos el primer control sin demasiados problemas.

En el segundo control, el de pasaporte, es turno para las mil preguntas, tales como el nombre del abuelo paterno, a quien vamos a visitar, si tenemos intención de ir a Gaza.. y claro todo más o menos bién hasta que la pregunta fue cuales eran los paises islámicos que había visitado.. ups! "... ha dicho usted Sudán, Pakistán... Irán!!!". Entonces el interragotorio deja de lado a Sofía y se me viene una avalancha de preguntas repetitivas. Parece que les convenzo de que no soy un tipo peligroso, porque después de una hora de preguntarme el nombre de mi abuelo paterno, que no recuerdo, de las ciudades que visité en Irán y las razones (obvias) del por qué tuve que cruzar Sudán para ir a Israel, me dejaron a un lado para decidir cuantos días de visa me daban. Tenía en cierta manera la santa curiosidad de saber si realmente paralelamente al interrogatorio, en la pantalla de ordenador que me daba la espalda, estaba mi historial, quizás hasta debían saber por quien voté en las primeras elecciones a mis dieciocho. Ya os digo, me quedé con la curiosidad de saber hasta donde pueden llegan los servicios secretos israelís.
El turno para la furgo tampoco fue fácil. Tuvimos que sacar todo y pasarlo por un scanner. Todo quiere decir todo, desde los colchones hasta las garrafas de agua. La paranoia con la bomba del agua y el viejo alternador de la furgo fue ya demasiado, pasándolos una decena de veces cada uno. El pequeño generador que llevamos se lo quedaron hasta que los de explosivos vienieran a desmontarlo !!!! No había visto la furgo así desde que sus origenes!
Al final unas cinco horas para cruzar la frontera, un poco doloridos por el generador que se quedó esperando a que lo desmonte, y por el precio del seguro obligatorio para la furgo, pero al menos con tres meses de visa en el pasaporte.

Como que mi hermanazo Jose estaba viniéndose en un par de días para Israel a vernos, decidimos irnos directamente a Jerusalem, donde vive Simón, un francés que habia viajado una semana con nosotros en la furgo por Jordania. Como arqueologo que es, no se puede tener mejor anfitrión en una ciudad como esta.
 
La ciudad vieja está dividida básicamente en cuatro barrios, el árabe, el judio, el armenio y el cristiano, y Simón vive, podemos decir que en mejor lugar de la ciudad, en el barrio árabe. Callejuelas que se pierden volviéndonos a esa realidad de los cuentos árabes, de calles estrechas, vida en la calle arriba y abajo, carros, fruta, olores, luces ténues, edificios marcados por el paso de la historia.
En Jerusalem volvimos a encontrarnos con Amos y Jaye, y esta vez con su hija Amalya. Los conocimos en su viaje de bodas en el África del Oeste, estuvimos en su casa en Cape Town y la de los padres de Jaye en Pretoria donde ya estaba embarazada, y ahora de nuevo en Israel, aunque ya con una hija de un año!!! bufff... el tiempo solo pasa para los otros, ¿verdad??
Jose llegó, fuimos a buscarlo al aeropuerto. Con Jose es con quien empezó la idea de este viaje, con quien compré la furgo, con quien la equipamos, con el que soñamos una vez con el África. El se fue después de cinco meses, cuando estábamos en Burkina Faso, cuando salía de una fea infección en el pulmón, y que fue una de las causas que le hicieron volver a casa. Dos años después vuelve a estar sentado en la J5, un poco más destartalada y ruidosa, pero donde aun ha encontrado ropa suya, como si se le estuviera esperando desde hace tiempo. Como si debiera vivir el principio y el fin del fragonafrica. Despues de un largo abrazo y tres miradas tienes las sensación de que no ha pasado tanto tiempo, que todo ha sido un sueño donde mezclas realidad con fantasia.

Pasamos una semana por Jerusalem. Una ciudad donde entretenerse en cualquier esquina, sentándose y observando a los cientos de judios que llegan cada día al muro de las lamentaciones, los raros ortodoxos caminando con sus vestimentas y su sombrero negro mientras apartan su mirada al suelo cuando pasan cerca de una mujer.

 A los musulmanes paseando o discutiendo en los jardines del Domo de la Roca, desde done Mahoma saltó al cielo para encontrarse con Alá.
Seguir a los peregrinos que se arrodillan ante el Santo Sepulcro, o a caminar siguiendo los pasos que se dice Jesús hizo, con la cruz a cuestas. La ciudad Santa da mucho que ver, eso sí, con soldados israelís armados por todas partes, que le da ese toque de lugar aun más surrealista, como si se mezclaran dos épocas completamente distintas en el tiempo, el tiempo en el que unos luchan con piedras y los otros con pistolas laser. Esto no tiene nada que ver con la religión. Los Israelis son extraterrestres aquí, están fuera de lugar.

Jose nos hace despertar del letargo y del ritmo pasivo que llevamos de viaje, y recorremos el país en busca de descubrir un poco más Israel. Hacemos turismo por las ciudades con historia de la costa del norte y pasamos unos días escalando en la zona de Gitta.
Nos damos de morros queriendo escalar la montaña más alta del país, que hace frontera con Siria y es zona militar, y donde suelen hacer práctica de tiro. ¡Media vuelta! Aquí hay que tener mucho cuidado por donde se quiere uno ir a caminar, porque entre zonas de tiro, zonas de prácticas de tanques y zonas con minas anti personas no es lugar para hacer el cabra arriesgándose a que le peguen a uno un tiro o le pase un camión blindado por encima.
Dimos unas vueltas por el Lago Tiberiades (mar de Galilea) y acabamos pasando un sabbat, el día de descanso judío, en el Kibutz de la familia de Amos. Conocer un Kibutz ha sido una buena experiencia para ver uno de los sistemas de organización que tenían los judios cuando llegaron a estas tierras despues de la segunda guerra mundial. Este es un Kibutz muy tradicional y religioso, por lo que pasarse un sabado con la familia ha sido al mismo tiempo que extraño, una manera de entender un poco más su cultura desde dentro. En realidad se asimila a una urbanización prácticamente independiente del exterior, con su médico y su escuela, y donde todos trabajan dentro mayoritariamente con ganaderia y agricultura, pero todo a un nivel muy sofisticado, no os penseis. Los pobladores, unos 800, tienen tan solo unos pocos coches, de los que su uso depende de una lista de disponibilidad. Tienen un comedor comunitario en el que trabajan ellos mismos por turnos, entre otras cosas. Realmente impresionante. También son impresionentes los bunkers de los que disponen en caso de que la cosa con los vecinos se ponga fea..
Muchos de los Kibtuz en el país ya no son como éste. Los jovenes aspiran a más y se va perdiendo la ideologia inicial. El país va cambiando y los jovenes se van alejando cada vez más de las tradiciones y de la religión. Aun así da la sensación de que cada uno tiene su rol, y ya está.
Hicimos más visitas a viejos amigos de nuevo en Jerusalem, en Ein Karem, donde vive  Rotem, en el increible lugar de mama Terasa, y fuimos un día de escalada en Ein Prat.
Visitamos algunas de las ciudades (del West Bank o) de Palestina como Jerichó, Betlehem, y Hebrón, donde lo que se respira es muy diferente a Israel, la manera de ser, de vivir y de recibirnos. Nada que ver.

Este es un tema muy complicado y del que no quiero hablar en este blog. De todos estos lugares, donde más tensión vivimos fue en Hebrón, sobretodo porque mientras estabamos visitando la supuesta tumba de Abraham, se produjo un tiroteo,.. bueno, más bien un soldado israelí disparó, creemos que en aire, ante un "no sabemos si.." ataque o acoso de un palestino. Imaginaros la situación de todo el mundo al suelo,.. y pensando de no veas como se lie y nosotros en el medio!!! La cosa acabó con dos chicos palestinos detenidos, y para nuestra sorpresa una gran tranquilidad por parte del resto de la gente allí presente. Como si fuera lo normal vaya. Pues a mí esta normalidad no me gusta ni una pizca. Los tiros por favor, ni en las peliculas!!  vamos, que solo faltó que la gente se pusiera a aplaudir!


A la salida de Palestina por los pelos evitamos que nos desmantelaran de nuevo la furgo para pasar todo por el scanner. Esta vez tuvimos suerte, y volvimos a las tierras de Israel.
Unos bañitos en el mar muero, una visita a las ruinas de Masada (esa para los fans de ALpha Blondie), unos días por el Crater Ramón y los alrededores, y un par de días sumergidos en las aguas del mar rojo de Eilat completaron nuestro tour de un mes por Israel.

Como que las cosas por Siria se habían complicado, y al Jose aun le quedaban 15 días de estar con nosotros, nos fuimos junticos para Jordania de nuevo, y de ahí intentar vender la furgo, porque sino,.. que podíamos hacer?

....De momento seguir nuestras vacaciones por el oriente miedo!

 Más dias chapuzones por el mar rojo jordano, con suerte de ver alguna tortuga marina gigante ( o por lo menos  a mí me parecio enorme!!)y un tanque hundido a pocos metros de la playa para animar a la fauna marina a hacerse una casita en el estrambótico fueradelugar lugar. Tambien volvimos con ganas a Wadi Rum, aunque hacia muchísima más calor que la primera vez que estuvimos. Con el Jose lo pasamos teta, teta, teta!!!






Jose se metió en Petra un par de días y con la Sofia, sin querer nos metimos por la parte de atrás, así que nos dimos una vueltecica por Petra de nuevo, sin el derroche de euros que supone. Aquí un tipo debería haber comprado la furgo,..pues sí, salió un comprador, pero lo que no sabíamos era el lío que nos supondría salir del país sin la furgo.
 Contactando algún amigo de amigo vimos que era imposible dejar la furgo en el país, además de que mi pasaporte estaba sellado, no solo con la visa turista, sino con un sello conforme había entrado con mi vehículo,y eso imposibilitaba salir a pie o en avión. Pues vaya. Pensemos un plan B. Cuando se viene a la cabeza la idea de vender la furgo tiemblo, pero siendo realista sería lo mejor para todos, para ella que no tiene posibilidades de circular en casa, y para nosotros que nos ahorrariamos tener que enviarla en barco de regreso a Europa. Pero por otra parte, esa tendencia traicionera de lo sentimental hacia lo material, vuelve a decantar la balanza hacia la idea de por qué no enviar a la "vieja" hacia Europa, sea cual sea el final, si los retos en este viaje han cambiado tantas veces, por qué no plantearse llegar a casa con ella y en ella! Más que un plan B, parece un plan A!!!! ...vamos con ella hasta donde llegue...
Y con ella volvimos a Karak a visitar a nuestros amigos alemanes... y con Stassia en la furgo nos bajamos al mar muerto de nuevo, en busca de agua dulce y sombra entre los numerosos wadis que mueren en el mar de sal.
Esos wadis son un auténtico paraiso, uno porque hay agua dulce, y otro porque estando a 420 mtrs bajo el nivel del mar como estamos, las temperaturas son altísimas en esta época del año, y es un  infierno. Dentro del wadi es una auténtica gozada! pero de tanto gozar que me caí de culo dentro del agua y una "piedrecilla" me ha dejado el culo echo polvo, y para colmo al llegar a la furgo nos habían roto el cristal de atrás y se han llevado algunas cosas de nuevo. Yo he tenido que pasar tres días casi sin moverme de la cama,. un tanto preocupado por el golpe. Después de hacerme unas radiografias, no se ve ninguna fractura, y en principio y según los medicos locales, de los cuales no me fio de ni uno, aunque no me quede más remedio, hay que reposar y tener paciencia.  Dar gracias que por ello el blog sale a la luz!!! Llevo ya una semana casi sin hacer nada, aunque va mejorando y ya empiezo a hacer más cosas, pero aun no me puedo sentar a conducir... bueno, ya queda poco.
Y aquí es donde tambien se queda el Jose, después de un mes y medio de viaje regresa a Israel, para coger el avión en Tel Aviv. El tiempo vuela, vaya si vuela! Ha sido un auténtico placer volver a viajar contigo Jose. Si las palabrasa faltan, siempre son en las despedidas, por lo menos a mí.
Y aquí estamos , el Jose que se acaba de volver pal Joaquimet, yo con el culo roto y la sofía haciendome de enfermera.

vaya panorama, no??
y ahora?.. pues ahora tenemos un plan de viaje,.. un plan que igual funciona igual no, pero que ya está en marcha. Ya os explicaremos.. pero vamos, que estamos cerca cercaaa cercaaaaaaaa!!!

un abrazo infinito a todos!!!!!

jordi

dilluns, 9 d’abril del 2012

Piramides sudanesas, el casi naufragio en el lago Nasser, las piramides de Giza, la cumbre del Monte Sinai! Hay alguien ahi???? por los abriles del 2012



 Tiene narices el tema!!



Salimos de Gondar con el Carné de Passage que nos había enviado David. Una vez en la frontera de Metema con el maldito papel todo eran sonrisas y alegrías, e incluso los aduaneros nos invitaron a cenar, lo que sería nuestra útlima Injera.
A la mañana siguiente cruzamos a Sudán, junto a un comboi de la UN que consistía en unas 20 tanquetas recien pintaditas de blanquito inofensivo, algunos camiones cisternas y otros con containers enormes.  Por lo que se ve, la separación entre el Norte y el Sur de Sudán va a dar "guerra" para rato. Sabemos que hay zonas del país en conflicto pero que si uno sigue la ruta principal y no se acerca a la nueva frontera ni a la zona de Darfu, el país respira tranquilidad.
Al cruzar la frontera el horizonte se vuelve plano. Dejamos atrás las montañas abisínicas  para el placer de la furgo. Las carreteras están en un buen estado y prácticamente no hay coches  circulando. Lo más común son viejos camiones Bedforts que transportan tanto pasajeros amontonados en la caja de atrás como todo tipo de mercancias. Son verdaderas obras de arte multicolor conducidos en contraste por tipos vestidos con yelabia y turbante blancos como la leche.

 De vez en cuando cruzamos el Nilo Azul y es en sus orillas donde la tierra se vuelve de un verde brillante en contraste con la aridez y sequía de todo lo que le envuelve. La primera parte del camino hacia la capital apenas está habitada, y en las poblaciones ocasionales que encontramos resaltan de nuevo los minaretes finos y puntiagudos, que parecen estirarse para tocar las manos de Alá y que repiten el incesante Ala ilaja ilaj Ala, Ala akbar y el Mohamed rasur Ala, mientras llaman a la hora de oración. (no hay más dios que Alá, Alá es Grande, y Mahoma es su único profeta)
Una vez en Khartoum toca registrarse, sacar el permiso de viaje al norte y otro para tomar fotografías. País burocrático como los haya. Perdida de tiempo y dinero. Tenemos una visa de dos semanas, aunque extensible fácilmente en la capital y que en un principio no haremos, ya que son 50 dolares extra.
Khartoum es la ciudad donde se juntan los dos Nilos, el azul y el blanco.  Después de haber visto los dos lagos en los que nace cada uno de ellos, uno en Uganda y el otro en Etiopía, al fín vemos  donde tiene lugar su reunión hacia el Mediterraneo. Ellos si que viajan!
Aunque sea un lugar con nombre, plantada en medio del desierto y con el Nilo por medio, la ciudad sorprende por la sofisticación de los nuevos edificios y hoteles que están creciendo, y que parecen más digno de un futuristico Dubai que no de una humilde Khartoum. Algunas torres de formas ahuevada y en tonos azulescos le confunden a uno.
 Llamamos por telefono a un fixer de Wadi Halfa para que nos diga cuando hay ferry hacia Egipto y nos dice que en tres días sale uno, y que no sabe cuando será el próximo, quizás no lo haya en un mes. Las fronteras terrestres entre estos dos paises están cerradas y la única manera de pasar es cruzando en barco el lago Nasser desde Wadi HAlfa hasta Aswan, ya en Egipto. Tenemos una cantidad enorme de kilómetros hasta Wadi y un hermoso país por delante, pero el miedo a perder este ferry es grande y sabemos de viajeros que esperaron  tres semanas para embarcar el coche, por lo que es muy posible que la información del fixer no sea ningún farol, así que decimos plantarnos en al puerto en un máximo de tres días.


Para ello cogemos la ruta larga, para cruzar desiertos increibles y parar en varios de los sitios arqueológicos de la Nubia faraónica que aparecen entre bellas dunas doradas, como las pirámides de Meroe. La verdad es una pena estar cruzando tan rápido, es un país apetecible de ver con calma, pero ya hemos tomado la decisión y la furgo saca humo hacia Wadi Halfa.

Nuestro Fixer nos recibe en su casa, como buen Nubio , pero para nuestra decepción el barco aun tardará dos días más en salir. Con lo bien que nos hubieran venido esos días de más en nuestro camino al norte. Pero parece ser que es poco predecible. Después de ver el barco y la zona de embarque,  uno entiende el  por qué. Al final embarcamos la furgo después de hacer algún que otro malabarismo en el puerto con dos camiones... 
 


Nosotros deberemos esperar unos días más hasta que llegue el ferry regular de pasajeros. Con un poco de suerte llegaremos a tiempo para desembarcar la furgo nosotros mismos.
Martin y Marco han llegado para tomar el mismo ferry de pasajeros, ya que a ellos les permiten meter la motos pagando un poco más y mucho más sencillo!

El ferry de  Wadi Halfa es un destartalado barco de dos plantas interiores y una cubierta. La mayoria de los hombres de abordo se reunen a la hora de la oración ocupando prácticamente todo el espacio de cubierta durante una media hora, haciéndolo a turnos porque no caben todos al mismo tiempo, algunos sobre sus alfombras, otros sobre la superficie metálica buscando La Meca detrás de las dunas arenosas que asoman en las orillas del lago Nasser. Las mujeres y los niños tienen otorgado su lugar, y no se ve a ninguna pasearse por la cubierta. Solo algunas asomando la cabeza desde sus camarotes privados, y las menos privilegiadas  pasan el rato en los incómodos bancos de la sala común de pasajeros.

Después de una pobre cena que nos proporcionan con el mismo billete, nos acostamos en  cubierta, donde sopla un viento frio e intenso, pero que apetece más que el bullicio y la suciedad de abajo.  A media noche estamos navegando no muy lejos de la costa y podemos apreciar uno de los templos más espectaculares del antiguo Egipto, el de Abu Simbel.
Nos metemos en los sacos acurrucadísimos bajo los botes salvavidas, huyendo del frío de la noche. De repente, cuando el sol del amanecer apenas ha empezado a asomar, sentimos un brusco golpe en el barco que nos despierta. El barco se ha parado de golpe en medio de las aguas.
 Con  las legañas pegadas en los ojos y el cuerpo aun agarrotado dentro del saco vemos como la gente empieza a correr de lado a lado en  busca de los chalecos salvavidas y de los pocos flotadores  de los que dispone el ferry. Los pasajeros (solo de genero masculino!) empiezan a subir a cubierta. 
 
Sentimos que el barco empieza a inclinarse y un cierto ridículo pánico empieza a apoderarse de todo el mundo. Se rumorea que hemos chocado  contra otro barco, pero no hay rastro de otro objeto flotante!. Descubrimos al rato, asomando la cabeza por la borda, que hemos colisionado contra una roca, más aun, el barco tiene la proa subida en una pequeñísima isla rocosa. 

El ferry coge una inclinación que intimida pero que parece ser no resulta por la entrada de agua en el casco, sino por la posición del barco sobre el montículo, aunque aun todo el mundo está pendiente en si nos hundimos o no. Para más colmo, el barco debería estar mirando al norte y en cambio está encarado al sur,.. "..señor capitán, ¿no se habrá usted dormido?.."


 Estamos todos atentos durante un buen rato esperando la reacción del barco que parece que al final no se hunde, no hay agujero ni daño mayor, pero tras varios intentos del capitán de desencallar el barco  de encima de la roca, no  hay  forma de sacarlo. Entre tanto algunos de los pasajeros rezan cómicamente con los chalecos salvavidas de color naranja fosforito, imagino que pidiéndole a Alá que nos saque del apuro y que no nos hundamos (seguro que eran los que no sabían nadar!!), mientras otros recogidos en algún rincón del barco leen el Corán entre alboroto y gente corriendo arriba y abajo. Parece que sus pregarias son escuchadas, y no entra más agua que un par de palmos en la parte de popa debido al oleaje  y la inclinación. Amén.


 El lago Nasser es conocido por la fierecidad de sus enormes cocodrilos del Nilo. Mejor no pensar que podría pasar si todos fueramos al agua. Entre cocodrilos, lo fria que está el agua, y lo lejos de las orillas la cosa no pintaba bien.
Lo que podría haber sido una auténtica desgracia, acaba solo como susto. Doce horas después un ferry idéntico a la hojalata en la que viajamos acude al rescate. 
El recien llegado hace una maniobra en la que se pega como si fueran uno, lado contra lado. En algo más de una hora se transpasa de uno al otro toda la mercancia y los aproximadamente 300 pasajeros de abordo. Lo más difícil ha sido mover las motos de Martin y Marco, pero donde no han faltado manos para hacerlo.

 Pasada la media noche llegamos a Aswan, casi besamos el suelo, aunque no nos da ni tiempo porque aun y  en un estado de somnolencia avanzado, nos toca arreglar todo el tema de visados y pasaporte. En el puerto nos espera las camaras de la prensa y TV, .. y por tan gran alboroto la compañia nos acaba pagando alojamiento en la ciudad, me imagino que para limpiar un poco su mala imagen delante de las camaras ante el desastroso desatre. Señoras y señores, ¡Bienvenidos a Egipto!
La barcaza que trajo la furgo aun está en el puerto, lo que podemos llamar una suerte, porque voy a ser yo quien la desembarque. El inconveniente es que por el nivel del agua no va a ser fácil sacarla, sobretodo porque la rampa está muy inclinada y  desciende al agua directamente, por lo que aun hay unos pocos metros hasta alcanzar tierra firme. Al bajarla, toca hacerlo de  culo, y se clava en el barro del agua. Después de mucho embrague, tensión y esfuerzo, ¡la furgo sale!
 Ahora a arreglar papeles.

Egipto es el país más complicado, burocrático, exigente y caro del África para entrar con tu propio coche. Necesitas un seguro nuevo, el carné de passage debe de estar a tu nombre, y tienes que cambiar la matricula por una nacional. Todo ello no sería problema sino fuera porque es carísimo y pierdes prácticamente un día para hacerlo. Para tanto trámite necesitas un intermediario, que se lleva su comisión pero te ahorras el dolor de cabeza. Entre esto y el precio del ferry, entrar en Egipto no es demasiado rentable, pero era definitvamente el único camino. Aun y que el carné no está a mi nombre, tenemos la suerte de que el tipo de customs está medio cegato, digo yo que se ha dejado las gafas en la casa y no se dá cuenta del detalle. El tipo para leer y escribir se ponía  a un dedo de los papeles. En mi vida he visto cosa igual. Es día de suerte!
Después de un día entero para arreglar todo el papeleo, la furgo ya está en las carreteras del Egipto faraónico. El siguiente  problema en el país será la dificultad de encontrar diesel. En la primera gasolinera ya pasamos más de una hora en la cola peleando con unos y otros para poder llenar el tanque y las garrafas. Vale la pena pelear, el precio del gasoil no supera los 10 ctms de euro por litro!!!!!!!!

Aswan, es lo opuesto a todo lo que habiamos visto hasta ahora en el viaje. Un magnifico paseo parte la ciudad y el Nilo, lleno de locales, restaurante, cruzeros de agua dulce y falucas turísticas.  Autobuses llenos de europeos aparecen y desaparecen en las esquinas. Pequeñas golondrinas pasean grupos de turistas hacia la Isla ELefantina. Pensamos que vemos esto en uno de los momentos  menos turisticos  del país, en el que la gente tiene miedo a venir por la situación política actual.

Carretera y ya estamos siguiendo la estela del Nilo hacia Luxor. Visitamos el Templo de Karnak, algunas tumbas en el Valle de los Reyes y las tumbas de los Nobles.  Temía que nada me iba a sorpender después de haber crecido en una cultura en la que magnifica contínuamente el antiguo egipcio, te muestra imagenes y documentales de lo que vas ver si lo visitas, y parece que no da margen que veas algo nuevo. Pues estaba equivocado. Hay tantas cosas que ver que desconocia, que lo poco que he visto me ha dejado anodadado.Chapó.




En la carretera hacia el Cairo paramos a repostar en Al Manya. Sofía consigue que nos llenen las garrafas, porque sinceramente yo nunca lo hubiera conseguido. Entre los gritos y la agresividad  de los egipcios para conseguir diesel, yo me siento completamente frágil, débil, impotente. Realmente es una lucha de energia,.. y sin hablar árabe, es mil veces más difiícil. El manager de la gasolinera nos llena dos garrafas de 20 litros, y por lo menos así nos aseguramos poder entrar en Cairo y salir sin tener que volver a buscar diesel en esa gigantesca ciudad de más de 20 millones de personas a la que nos estamos aproximando.
Un par de kilómetros saliendo de la gasolinera, la tercera marcha salta de su posición, y al volver a ponerla la furgo no avanza. Las marchas entran, el embrague va,  el motor sigue en marcha, pero las ruedas no giran. En ese momento, Sofia y yo nos miramos y nos decimos que es el final de la furgo, que desde Sudáfrica que sabiamos que la transmisión estaba tocada y que algún día debía morir. Con aceptación nos miramos y sabemos que es el final... ¡ y que equivocado que está el hombre a veces!
Al toque paran un par de chicos que no hablan ni papa de inglés. Como que tienen un coche pequeño y no pueden tirar de la furgo, paran a otro tipo con una pick up. Este habla un poco más de inglés (solo un poco más) y tiene pinta de estar más pa´ allá que pa´ acá, pero no tenemos mucha opción, y necesitamos que nos lleven, al menos hacia algún taller mecánico. De noche, y a una velocidad de miedo, el tipo nos tira hacia un taller. En este el mecánico no parece muy de fiar, así que nos lleva a otro que dice que es el mejor mecánico del mundo mundial. Empezamos a temblar.  El mecánico echa un vistazo, le da dos acelerones, y acaba concluyendo que es el embrague, que está completamente gastado, cosa que aunque rara que suceda de un momento para otro, sería posible después del esfuerzo para sacar la furgo del barco en Aswan. Mañana será otro día, y el precio que nos dá es excelente para él y barato para nosotros.
El tipo, el que está más pa´allá que pa´acá se llama Am y es genial. Nos ofrece quedarnos en su casa. La familía es extremadamente religiosa y al mismo tiempo increiblemente hospitalaria. Las mujeres al entrar yo ya están cubiertas con la burka para recibir al extranjero. Después de unas media hora de presentación nos separan y envian a Sofía con las mujeres y yo me quedo con los hombre, hablando con estos del tipo de drogas que les gusta y el alcohol que prefieren, para flipar. Todo esto en un inglés chapucero que hace aun más difícil e incomoda la situación.
Hasta que llega el hermano mayor, que habla un más que decente inglés y que resulta ser profesor coránico en una madrasa. Éste no deja  de hacerme preguntas insistentemente, unas como si fuera  agente de la CIA, y otras para ver cuales eran mis conocimientos sobre la historia del Islam, el Corán y el catolicismo. Creo que me defendí  y salí del apuro pero con un cinco pelaillo. Antes sus dudas sale de la casa y directo a la policia local a decir que estamos alojados en su casa. Mientras tanto Sofía disfruta de la compañia de las mujeres, niños y abuelos, en un entorno más familiar y comodo.

A la mañana siguiente el mecánico vuelve a comprobar todo,  ya se sabe que a plena luz del día todo se ve con otros ojos, y después de volver a probar y escuchar un Kataplám que nos dejó pálidos a la Sofia y a mí, se vuelve a meter debajo de la furgo y dice que el problema no es el embrague sino que.. (el cojinete del eje de la transmisión se ha roto, y eso hace que el eje no esté ajustado con la caja de cambios, por eso las ruedas no giran). Si es solo eso, la verdad es que es una suerte y poco trabajo. Después de algunos inconvenientes, alguna cosa más, y aguantar al capullo del mecánico, la furgo rueda mejor que antes y ya está con ganas de volver a hacer kilómetros rumbo al Cairo. Vaya susto de furgo y siguen los milagros.
Nos despedimos de nuestra familia anfitriona, que no aceptan ni un centavo por su ayuda y comida. Como siempre decimos, cada vez que la furgo se rompe es cuando conocemos la mejor gente y cuando más posibilidades nos dá el viaje de mezclarnos con la población local, con personas que ni por asomo hubieramos coincidido de otra manera.

La ruta que nos lleva al Cairo sigue rodeada de desierto y alejada del Nilo durante algunos centenares de Kilómetros. Entrando por la carretera del sur al Cairo, lo primero que vemos son las pirámides de Giza.

Las famosas pirámides de Egipto y hemos llegado con la furgo. No está mal, no?. Nunca pensé que fueran tan grandes, ni que llegáramos. No vamos a ponernos a hablar de  algo que la mayoria de vosotros ha visto en fotos, documentales y más, pero son realmente.. grandes!
Llegar a ver las pirámides me imagino que es parecido a  lo que siente alguien que llega a la cima de una montaña que le ha costado subir. El camino ha sido largo y más de una vez complicado, pero definitivamente ha sido el "camino".




Cairo es ruidoso y caótico, el tráfico es espeso y la contaminación se respira a cada paso, pero tiene algo que encandila. La ciudad los mil minaretes da para hacer algunas visitas turísticas y ver los rastros de la medio pasada revolución egipcia entre grafitis, símbolos y un poco del libertinaje que se respira en las calles. Tanques asoman en muchas de las esquinas y los militares intentan dar una imagen de seguridad con carteles en las que un miliko sonriente coge en sus brazos a un palido bebé.




Salimos de la capital hacia la península del Sinaí, la tierra de los beduinos. Cruzamos bajo un moderno tunel el mítico Canal de Suez, y geográficamente ya estamos fuera de África. Estamos en el Oriente Medio, tierra con mucha historia y donde se viene la hora de tomar decisiones sobre donde y como continuar.

 Llegamos a Dahla, el mar, donde corales y peces de todas formas y colores se ha convertido en nuestro jardín. 
 
Nos fuimos unos días al interior del Sinaí para subir el Mt Sinaí, donde por mucho llamar nadie contestó,.. como lo haría Moises?.

Hace tiempo leí un fantástico libro sobre un tipo que viajó de Etiopia a Egipto en unos pocos meses,... yo he intentado escribir en unas líneas todo lo que nos ha pasado haciendo un viaje parecido. Me doy cuenta que es imposible, por más que intente resumir... un viaje se hace muy difícil de explicar en unas pocas páginas... Espero que nos veamos pronto para poder compartir con más entusiasmo y detalles las mil y una aventuras de las casi mil y una noches en el Africa.
mucho amor y abrazos a todos incondicionalmente

jordi


"en mi mundo .. en mi camino"